2013/02/23
2013/02/09
El disco duro del futuro podría estar compuesto por ADN
Con algo menos de un gramo de
ADN, un grupo de investigadores del Instituto Europeo de Bioinformática (perteneciente al Laboratorio Europeo
de Biología Molecular) ha codificado los 154 sonetos de William Shakespeare, 26
segundos en formato mp3 de un discurso de Martin Luther King, una fotografía en jpg, un pdf con la investigación en la que Watson y Crick describieron
la doble hélice de ADN y el código empleado por los propios investigadores del
IEB para crear un lenguaje legible por cualquier genetista con las cuatro letras
del código genético. En total, 800.000 bytes almacenados en una molécula de ADN
fabricada en un laboratorio.
Estamos,
pues, ante una forma económicamente viable para almacenar ingentes cantidades
de información en soportes duraderos que ni siquiera precisan de electricidad.
Un solo gramo de ADN puede almacenar dos petabytes, y
es sólo el principio:Nick Goldman, el
autor principal de este hallazgo que ha publicado la revista Nature
pronostica que se logrará almacenar más de 100 millones de horas de
vídeo en HD en un espacio menor que una taza de café gracias a la densidad,
tamaño y ligereza del ADN, manual de instrucciones para el desarrollo y
funcionamiento de todos los organismos vivos.
Para lograr este hallazgo, los investigadores
del IEB tuvieron que crear un lenguaje que facilitara la codificación de
la información en el ADN: emplearon el alfabeto genético, la adenina (A),
la citosina (C
), la guanina (G)
y la timina (T),
pero en un lenguaje completamente distinto al de los seres vivos.
Posteriormente, encargaron el trabajo de sintetizar la molécula de ADN a la
empresa californiana Agilent.
El nuevo soporte multiplica por un millón la
densidad de las memorias flash y garantiza el acceso a la información durante
milenios sin necesidad de un mantenimiento constante. Además, el
proceso de almacenaje crea redundancias, lo que permite que no
se pierdan los datos aunque algunos fragmentos se dañen: la secuencia no es una
sola molécula larga de ADN, sino diversas copias de fragmentos superpuestos, y
cada uno de ellos contiene detalles de indexación que identifican en qué lugar
se almacena la secuencia.
Por el momento, el
proceso de almacenamiento y lectura resulta enormemente caro,
si bien se estima que en poco tiempo podrá ser un método más asequible para
archivar documentos históricos y oficiales a largo plazo en un lugar fresco,
seco y oscuro.
Anteriormente, Jerome Bonnet y sus colegas del
departamento de Bioingeniería de la Universidad de Stanford, ya habían conseguido un sistema para
codificar, almacenar y borrar datos digitales en el material genético de
células vivas. Una técnica a la que denominaron con las siglas RAD,
y que dieron a conocer en la revista Proceedings
of the National Academy of Science a mediados del 2012. Y por las mismas
fechas, investigadores de la Escuela
Médica de Harvard y de
la Universidad John Hopkins
lograron codificar un libro de 53.426 palabras y 11 imágenes y volver a leerlo
usando técnicas de secuenciación genética. Un gran avance si tenemos en cuenta
que en 1988 ya se había usado ADN como medio de almacenamiento, pero entonces la
cantidad de datos almacenada fue de unos pocos bits.
Font: http://www.conec.es
2013/02/03
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